es un grupo de personas de diferentes denominaciones que aman a Jesús y que comparten Su pasión por entrenar a la próxima generación de pastores y líderes, y la multiplicación de iglesias.

Dios le da dones a su pueblo para el ministerio. Los líderes como aprendices siempre están creciendo en su competencia como líderes. Cada vez son más conscientes de sus propias fortalezas y debilidades.
En última instancia, el liderazgo surge de la “comunión” en la que estamos siguiendo al líder: Jesús.
“Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.” 1 Corintios 11: 1
La cruz de Cristo cambia nuestras creencias fundamentales, haciendo que estás sean nuestras convicciones. Ahora vemos el mundo a través de la lente de las escrituras. La Palabra de Dios continúa moldeando el conocimiento de un líder de Dios y de ellos mismos. El liderazgo fluye de ser un sólido discípulo de Jesús.
“14 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. 15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.” (2 Corintios 5: 14-15).
Esto fluye de una búsqueda de la piedad de carácter, que solo el Evangelio puede hacer crecer, y que otros podrían confirmar. El papel pastoral del liderazgo exige un carácter cristiano maduro y estable y una vida personal bien ordenada. (1 Tim 3; 1‐3, Tito 1: 5‐9)
“5 porque nuestro evangelio les llegó no solo con palabras, sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien. 6 Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo.’- 1 Tesalonicenses 1: 5‐6.
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